La tradición de dejar un lugar vacío en la mesa de Navidad, bien conocida en la cultura polaca, tiene una rica historia y un profundo significado. Como ha explicado el Prof. Henryk Duda, un lingüista de la Universidad Católica Juan Pablo II de Lublin, originalmente este lugar simbolizaba la disposición a aceptar a un extraño, un errante o un vagabundo, una persona que necesitaba apoyo y hospitalidad.
De desconocido a huésped esperado
En la Edad Media, la palabra „huésped” significaba un extraño o vagabundo. Con el tiempo, la palabra evolucionó, adquiriendo connotaciones positivas y convirtiéndose en un término para un ser esperado y querido. Un ejemplo de este fenómeno se puede encontrar en la traducción de la Biblia del siglo XVI por el sacerdote Jakub Wujek, donde Cristo dice: „Fui huésped y me recibisteis” (Mt 25:35). Las traducciones modernas hablan de un recién llegado, lo que refleja mejor el significado de la palabra griega original „xénos”, que significa extranjero o forastero.
„Gość” (huésped) en polaco tiene raíces indoeuropeas lejanas y equivalentes en muchos idiomas, como el inglés „guest” o el alemán „Gast”. Curiosamente, el latín „hostis” originalmente significaba un extranjero, y con el tiempo comenzó a significar un enemigo. Como señala el Prof. Duda, esta diferencia es el resultado de un enfoque diferente hacia los extraños en las culturas antiguas. Los eslavos los trataban como personas bienvenidas, lo que se refleja en el proverbio: „Huésped en la casa, Dios en la casa”.
Evolución del significado y su significado contemporáneo
La historia de la palabra „huésped” es un ejemplo de enantiosemia, un fenómeno en el que una palabra adquiere significados opuestos. Así como „rancio” puede significar tanto „rancio” como „saludable y robusto”, así „huésped” era originalmente un extraño, y hoy es alguien esperado.
La tradición de un lugar vacío en la mesa de Navidad nos recuerda el antiguo significado de la palabra. Es un gesto de apertura y disposición a aceptar a alguien necesitado. En el contexto de los desafíos contemporáneos, como la migración o el aumento de la xenofobia, este símbolo adquiere un significado especial. Como enfatiza el Prof. Duda, un plato vacío en la mesa es un recordatorio para superar los prejuicios y mostrar solidaridad con aquellos que buscan refugio y apoyo.
La dimensión universal de la tradición polaca
Para los emigrantes polacos en el extranjero, el espacio vacío puede tener una dimensión especial. No es solo un gesto de referencia a la tradición polaca, sino también una expresión de disposición a construir puentes interculturales. Recuerda que la idea de hospitalidad, profundamente arraigada en la cultura polaca, puede convertirse en un mensaje universal de apertura y compasión para cada persona.

foto Mirek Krajewski-Family News Service
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